Después de un tiempo sin escribir, ya tocaba volver a realizar otra entrada para el blog. Desde la entrada anterior me he estado dedicando a terminar de elaborar el primer puzzle del juego (con su correspondiente documentación) además de parte del segundo, por lo que lo más lógico sería hablar de eso en esta entrada. Sin embargo, aún no me considero con los conocimientos suficientes para hablar sobre cómo hay que hacer los puzzles de una manera básica, teniendo en cuenta que, para mí, también es la primera vez que los elaboro. Por ello, prefiero relegar esa entrada para más adelante, contando mi experiencia al término de realizarlos y sobre los pasos que seguí para conseguirlo, sean los mejores o no.
Así pues, voy a dedicar esta entrada a los elementos que he ido enseñando en los vídeos, que son los controles y mecánicas en un juego. Esto lo comentamos brevemente en la entrada que escribí sobre lo básico para empezar a diseñar un videojuego y que, ciertamente, el argumento y la ambientación (en el caso de que la haya) pueden ser relevantes para que un jugador disfrute con nuestro juego. No obstante, el núcleo y la principal fuente de diversión de nuestro juego siempre serán las mecánicas de juego acompañados de un diseño de niveles que le proporcionen un reto superable al jugador. En otras palabras, el cómo lo jugamos.
Aunque hay que hacer el inciso de que es igualmente importante el diseño de niveles, en el que usando las mecánicas diseñadas hay que crear un reto, el cual siempre ofrece un desafío más difícil o complejo que el anterior, para así lograr mantener el interés del jugador. Además de muchas más cosas a tener en cuenta, que procederé a escribir más adelante en otra entrada.
De la misma forma, un juego que goce de unos gráficos exquisitos y de un argumento espléndido puede inspirar aversión hacia el usuario si sus controles y mecánicas son complejas, tediosas o han sido mal diseñadas. Sin embargo, si esas mecánicas son fácilmente asimilables e incluso adictivas, unidas a un diseño capaz de mantener la atención del jugador por el reto que ofrece, dará igual todo lo anterior. Y si no, que se lo digan a los juegos clásicos que han acabado en la cultura popular (Tetris, Pacman, Space Invaders…) o incluso juegos más actuales que técnicamente carecen de gráficos (VVVVV) o historia (Counter Strike, Worms).
Centrándonos en el tema, una vez que tengamos una ligera idea de sobre qué queremos hacer el juego, debemos preguntarnos:
- ¿De cuáles acciones dispondrá el jugador para interactuar con el entorno que le ofrece el juego? Estas pueden ser tan básicas como caminar o saltar, o ser cada vez más complejas como disparar diferente según las armas de que disponga, lanzar conjuros que realicen diferentes cosas, etc. Todo esto sin olvidarnos de posibles acciones necesarias para poder interactuar con los menús disponibles en el juego.
- ¿Qué realizan dichas acciones? Puede parecer un poco obvio el comentar que hace cada acción, pero realmente es necesario para tener claro qué hace la acción paso a paso, y de cómo afectan a otros elementos o al mismo jugador. Así evitamos interpretaciones erróneas de las acciones por otros miembros del equipo que desarrollen el juego.
- ¿Cuándo se podrán realizar dichas acciones? No siempre tendremos las mismas acciones para todos los elementos disponibles en el juego ni todas las acciones se pueden hacer bajo las mismas condiciones. Por ejemplo, si un personaje está agachado para evitar que lo detecten, no podrá correr, o si está en mitad de un salto, no podrá saltar otra vez. O lo mismo un objeto del juego, no se puede coger pero si examinar.
- ¿Cómo se pueden ejecutar las acciones? Para ello, es necesario saber de qué tipo de controles vamos a poder usar, dependiendo de la plataforma a la que estará destinada el juego sea un smartphone o tablet, consola u ordenador. Según nuestra plataforma elegida dispondremos de trazos y toques en una pantalla táctil, joysticks, botones, o teclas y ratón. Una vez elegida la plataforma y sabiendo de los controles disponibles, tendremos que ir asignandole a estos una acción a realizar, o incluso que si ejecutamos una serie de controles de una forma en concreto, también se haga. Pero cuidado, no es cuestión de asignar de forma aleatoria los controles y ya está, hay que tener en cuenta que estos se tienen que poder realizar de manera cómoda con los controles disponibles. Por ejemplo, en el caso de usar un mando, dispondremos las acciones que más se vayan a utilizar, en los botones más accesibles en el mando, y si se requiere de una combinación de botones para realizar otra acción, que estos dos botones sean fáciles de pulsar a la vez.
Cómo veis, a pesar de ser un tema relativamente sencillo, hay que pensarlo concienzudamente porque es con lo único que el jugador va a poder usar para comunicarse con el juego. Y si esta comunicación falla, todo lo demás se va desmoronando conforme el jugador se va frustrando por su impotencia. ¿Os imagináis jugar con las manos atadas y que os pidan pulsar tres botones a la vez para poder saltar en un juego? Pues esa es la idea a evitar.
Una vez más, espero que os haya gustado mi breve (pero larga) visión sobre cómo diseñar acciones para nuestro juego. Y si tenéis algún comentario, objeción o mejora, no dudéis en comentármelo por aquí o por las redes sociales.
Hasta la próxima entrada.